Blanco y negro

En este juego de reflejos, miradas, fragmentos del cuerpo, a veces estático, algunas en movimiento y otros disonantes entre sí, sobre la propia extención espacial, hago uso de la tecnología para significar una nueva construcción del cuerpo, de la identidad y del sujeto, nuevas formas de existir, de desear y de morir.
Propongo el encuentro del cuerpo con el vacío, la ausencia y la imagen. Utilizando el cuerpo femenino adolescente con una mirada frontal, entre lo vulnerable e insolente que pone al descubierto la fragilidad de la condición humana. “Nada es lo que parece”. Las imágenes del sujeto se fraccionan ante la búsqueda de la propia identidad, que está en constante construcción y transformación para llegar al fin, donde solo se completa la existencia del ser cuando muere.

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El Alma