Curaduría

“Estas son las últimas cosas. Desaparecen una a una y no vuelven nunca mas. Puedo hablarte de las que yo he visto desaparecer y ya no existen, pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo.”

Paul Auster

El mundo que representa Andrea Ladvocat, es el mundo de las cosas cotidianas,  las cosas que a veces olvidamos en el tiempo oxidado de alguna habitación. Las mismas cosas que desde el silencio, punzan la mirada de la artista y la pone a trabajar: a levantar paredes con terrones de azúcar, a tramar ejércitos de alfileres, a construir edificios con máquinas de escribir, a usar cintas de medir para ficcionar  autopistas escherianas y muchas otras que el espectador descubrirá. Sin embargo no será en estos objetos representados, en una escena convocada por la autora, donde deberá buscarse el sentido de la obra, sino en el dispositivo visual que genera la artista como resultado de imprimir las imágenes capturadas a través del objetivo fotográfico sobre chapas de hierro. La alquimia de este encuentro, será la que produzca un efecto de aparición y desaparición de las imágenes en la mirada del receptor durante el tiempo que aquella levite sobre la placa dura y fría del metal. De tal manera este espectador devenido activo, deberá ajustar permanentemente su mirada para no desvanecerse junto con la imagen-objeto, en el momento preciso de ilusionar que la tiene.

La obra de Andrea Ladvocat, parece poner el acento sobre la fragilidad de las cosas (y entre las cosas también están las obras) y para ello no encuentra mejor estrategia que mostrarlas como si estuvieran suspendidas, como si ellas, como las miradas, también levitaran sobre un espejo.

 
Eduardo Medici